
“La sangre es muy escandalosa”. Es una frase que empleamos a menudo si de una herida brota ese líquido rojo que circula en nuestro interior. Sí, la sangre nos asusta y más si no sabemos a qué se debe. Es el caso de cuando aparece en la orina, un signo que se conoce como hematuria.
“Se trata de un síntoma nefrourológico muy habitual, tanto en las consultas de los médicos de Atención Primaria, como de urólogos y nefrólogos. Se define como la presencia de sangre en la orina, considerándola significativa si alcanza niveles superiores a tres o más eritrocitos (glóbulos rojos) por campo de gran aumento”, describe Javier Martín Monterrubio, urólogo del Hospital Clínico San Carlos.
En concreto, podemos distinguir dos tipos de hematuria: la macroscópica y la microscópica. La diferencia entre ambas es que mientras la primera es aquella que se ve a simple vista, la segunda es solo identificable mediante análisis de orina. Sobre la macroscópica, Martín indica que se puede subclasificar en función de su aparición durante la micción: inicial, terminal o total, es decir, durante todo el transcurso de la misma.
A pesar de que en la mayoría de las ocasiones la hematuria corresponde a causas que no revisten gravedad, es importante que acudamos a nuestro médico de cabecera, quien “a partir de la historia clínica y las pruebas complementarias que se soliciten, decidirá si es necesario la valoración por otro especialista”, expone el urólogo.
Causas de la hematuria
Hay múltiples causas nefrourológicas por las que puede aparecer sangre en la orina o hematuria. Estas son algunas de las más comunes:
- Infecciones del tracto urinario. Las cistitis más habituales son las producidas por bacterias, aunque también pueden presentarse a causa de virus, hongos o parásitos. De muchas de ellas es responsable la bacteria llamada Escherichia coli, que normalmente vive en el intestino.
- Cálculos renales.
- Litiasis. Es una enfermedad causada por la presencia de cálculos o piedras en el interior de los riñones o de las vías urinarias.
- Hiperplasia benigna de próstata. Se trata de un agrandamiento no canceroso de la glándula prostática cuya prevalencia aumenta progresivamente con la edad. A medida que la glándula aumenta, obstruye el flujo de orina en la uretra.
En cuanto a las de menor frecuencia, encontramos:
A grandes rasgos, la hematuria se producirá en cada una de estas causas “por sangrado de la propia lesión en las patologías oncológicas o por irritación o aumento de la vascularización de la mucosa del tracto urinario en las patologías benignas”, afirma Martín.
Causas más graves de la hematuria
“La causa más grave, sin duda, son los tumores del urotelio (recubrimiento de las vías urinarias) que pueden afectar a cualquier parte de la mucosa urotelial: cálices, pelvis renal, uréter, vejiga y uretra”, señala Luis Resel Folkersma, coordinador del Grupo Nacional de Urología Funcional, Femenina y Urodinámica de la Asociación Española de Urología (AEU).
En este sentido, el principal cáncer que provoca hematuria es el de vejiga. Luis Martínez-Piñeiro, jefe del Servicio de Urología del Hospital Universitario La Paz, diferencia entre la hematuria sintomática y la asintomática. La primera significa que este signo viene acompañado de otros, algo que ocurre, por ejemplo, en la cistitis. Sin embargo, la que más preocupa es la asintomática, asociada al cáncer de vejiga.
Este tumor es uno de los cinco más diagnosticados en España, por detrás del cáncer de colon y recto, mama, pulmón, próstata y vejiga urinaria, de acuerdo con el informe de las cifras del cáncer en España 2023, que estima que este año se diagnosticarán más de 21.000 casos. Martínez-Piñeiro apunta que es más frecuente en hombres y está muy relacionado con el hábito tabáquico, aunque también pueden incidir motivos genéticos.
Para descartar que la hematuria provenga de un tumor en la vejiga, la persona se puede someter a diferentes exámenes médicos. “La prueba inicial que se suele hacer es un despistaje inicial rápido y una ecografía. Si hay alta sospecha y el paciente refiere que ha sangrado en múltiples ocasiones, se puede proceder a una cistoscopia, es decir, mirar dentro de la vejiga mediante una endoscopia flexible”, detalla el especialista, quien agrega que también se hacen pruebas con contraste o una urografía intravenosa.
El tratamiento de la hematuria dependerá de la causa subyacente. “Si no hay ninguna patología causante y el sangrado no es importante ni tiene repercusión en la analítica, no necesitará tratamiento, pero sí seguimiento médico”, afirma Martínez-Piñeiro.
Por su parte, Resel aclara que en caso de que la sangre se produzca por una infección de orina o por un cólico renal, el tratamiento primario es farmacológico con antibióticos y antiinflamatorios. “Si se presenta hematuria macroscópica con coágulos, se trata en el hospital con lavados vesicales continuos de suero fisiológico”, concluye.
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